Cuando todo es un 'talent show'
"El próximo mes de marzo, conoceremos cuál es el “mejor profesor del mundo”. O, mejor dicho, el ganador del Global Teacher Prize (...). Hoy, uno puede poner la tele y ver competiciones con un toque de 'reality' en cualquier profesión. Todo comenzó con la música a la manera de la academia de talentos, pero ya no hay campo que potencialmente no pueda convertirse en un 'talent show'. La cocina, obviamente, pero también otras dedicaciones 'cool' como el emprendimiento… o los propios profesores, a través de la excusa de la “innovación” (...).Detrás de este cambio de paradigma se encuentra un paso más de la espectacularización de todos los aspectos de nuestra vida, desde nuestras costumbres sexuales hasta los hábitos de consumo pasando por el empleo. Enseñar ya no es una actividad más o menos agradable y vocacional por la que a cambio de una remuneración mensual mejoramos nuestra comunidad, sino parte consustancial de nuestra identidad gracias a la cual podemos disfrutar del aplauso inmediato y el reconocimiento ¡internacional! de nuestros iguales. Pero la de profesor, como la mayoría de profesiones, es una labor anónima e íntima, y no hay nada malo en que sea así.Lo que muchos docentes sienten es que la labor de estos otros profesores estrella no se parece en nada a su labor diaria (...). Es otra frustrante división para un trabajo poco reconocido: está la anónima masa gris y la élite hipermotivada y superinnovadora.No hay que perder de vista qué clase de organizaciones están detrás de este proyecto, o de otros semejantes llevados a cabo en nuestro país. Como ya explicamos en su día, la Fundación Varkey es propietaria de una de las grandes cadenas globales de colegios privados, con 130 centros repartidos en 20 países.Si hay alguien a quien le interese que el foco cambie quizá sea la educación privada, que no se circunscribe a los colegios de pago, sino que abarca cursos online, academias, másteres y toda es industria de la formación que ahuyenta los fantasmas del paro a cambio de un puñado de euros. ¿Qué mejor que crear una élite del profesorado para tener un reclamo comercial idóneo en un entorno de creciente competitividad, alguien con un método único e intransferible que atraiga a cientos de potenciales clientes? Nada que ver con el papel cercano que solían jugar los profesores en un pasado no tan lejano, valorados por formar parte de la misma comunidad en la que crecían los niños. Un colaborador diario con quien poder hablar, no una estrella de la televisión.
(En este concurso en busca del mejor profesor), los rasgos de los finalistas de las economías desarrolladas se encuentran más cercanos a una nueva estirpe de docentes con valor añadido que al antiguo canon del profesor tradicional, que asumía que su labor era forzosamente local. Que este no hiciese Innovación con mayúscula –o que no publicase libros con sus experiencias, o que no las conceptualizase para exponerlas en una bien pagada conferencia– no quería decir que no innovase; tan solo, que la herramientas que improvisaba no eran homologables a un Método Definitivo™. El importante era el alumno, no el profesor".
Héctor G. Barnés, "Un español puede convertirse en el mejor 'profe' del mundo, y quizá sea mala noticia", El Confidencial, 6/01/2018
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