El recién elegido presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, según nos cuenta Breiller Pires en el diario El País, ha dado "su apoyo explícito a que los alumnos filmen a sus profesores para denunciar el supuesto "adoctrinamiento izquierdista" y la "sexualización" precoz de los niños en las aulas que, según el presidente electo y sus seguidores, implementó el Partido de los Trabajadores durante sus Gobiernos (2003-2016). Todo está enmarcado en la defensa de lo que llama Escuela sin partido, un proyecto que está en el Parlamento que propone vetar el uso en las aulas de la palabra “género” y de la expresión “orientación sexual”, entre otras cosas. No es una propuesta aislada, "en Alemania, los ultras del partido AfD lanzaron a inicios de octubre una plataforma para denunciar de forma anónima a los profesores".
El plan educativo del Gobierno de Bolsonaro -explica el corresponsal de El País- ha señalado que “uno de los mayores males actuales [de la educación] es el fuerte adoctrinamiento” y promete “expurgar la ideología de Paulo Freire”, en referencia a uno de los grandes referentes de la educación en el país, conocido por su teoría de la pedagogía del oprimido. Actualmente, ni los currículos de la enseñanza básica ni los de la media hacen referencia a los métodos de Freire. Tampoco contienen la palabra "género", ya retirada de los planes educativos por presiones políticas.
Frente al supuesto adoctrinamiento ideológico en la escuela, el modelo de la Escuela sin Partido defiende una falsa neutralidad de valores. Así "durante la campaña, el general Aléssio Ribeiro Souto, uno de los designados por Bolsonaro para elaborar el plan de educación, llegó a cuestionar la teoría de la evolución y a defender el creacionismo en la enseñanza de ciencias. “Si la persona cree en Dios y tiene su posicionamiento, no corresponde a la escuela querer alterar ese tipo de cosas”, afirmó Souto. El mundo al revés.
En nuestro país, como vimos en otra entrada de este blog, el debate sobre el adoctrinamiento en las escuelas públicas (curiosamente no parece existir tal cosa en las escuelas privadas) se activó durante el procés catalán, imputándose delitos de odio a algunos profesores y profesoras catalanas. Estos profesores, cuyos supuestos delitos han ido siendo desmontados por la justicia, ya habían sido condenados, y sus identidades difundidas meses antes, en algunos medios de comunicación, como el diario El Mundo.
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