El Observatorio de la Educación recoge en su página web una interesante entrevista a Antonio Viñao, historiador de la educación con una larga trayectoria e importantes publicaciones.
En esta entrevista, Viñao hace un repaso crítico a las reformas educativas que ha habido en nuestro país en las últimas décadas, señalando las dificultades de intentar realizar "reformas desde arriba", imponiendo cambios en la cultura escolar, sin diálogo y acuerdo con la comunidad educativa. También reflexiona sobre las dificultades para alcanzar un pacto educativo en nuestro país, frente a lo que propone intentar alcanzar tres acuerdos parciales:- La formación del profesorado, en especial la formación inicial y su selección o sistema de acceso a la docencia y comienzo de la carrera docente.
- La autolimitación de los partidos políticos para no imponer al profesorado una determinada concepción, rígida y detallada ―o sea, tecnoburocrática y regulada hasta los más pequeños detalles― del currículum (contenidos, metodología, evaluación), con el fin, entre otros aspectos, de aliviar la sobrecarga burocrática que actualmente pesa sobre el profesorado y los centros docentes, en especial en el sector público.
- La aprobación de una serie de medidas específicas dirigidas a mejorar la educación de ese porcentaje de alrededor del 25% de menores ―una cifra cercana a los dos millones y medio― bajo el umbral de la pobreza que existen en España.
Por último, Viñao hace una fuerte crítica al escaso interés que los docentes tienen, en general, sobre la génesis y evolución de su campo profesional, lo que impide contextualizar lo que nos sucede (situando más allá del estrecho espacio del aula los conflictos que en ella suceden, contextualizándolos en la situación social, política e ideológica de cada momento. Por ello recomienda "que las lecturas y reflexiones de quien trabaja en un determinado campo profesional vayan más allá de estricto y limitado ámbito marcado por el mismo"):
"Los docentes, como en general todos los seres humanos, tienden a pensar que la historia de la educación no va más allá de su experiencia personal como alumnos y profesores ―la historia comienza con uno mismo―, que siempre fue igual a como la conocieron y que va a seguir siendo más o menos como es ahora. Desconocen sus raíces y están aquejados de esa falsa modernidad solo atenta al presente más fugaz. Pierden así la posibilidad de contrastar su experiencia con otras anteriores más o menos similares, y de adquirir una conciencia temporal sobre su ubicación y lugar en un espacio y en un momento dado de la historia".
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