La "resiliencia", esa "capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos" (DRAE), es un término que está siendo frecuentemente utilizado como modelo de la manera más "positiva" de enfrentarse (individual y colectivamente) a la actual crisis económica y sanitaria. Esta capacidad de vencer, sobreponerse, a cualquier adversidad, permite convencernos de nuestra capacidad de adaptación permanente en detrimento del cuestionamiento de las condiciones que han hecho posible esa adversidad, esa perturbación, ese sufrimiento. El resiliente es un héroe que reconoce y transforma en fortaleza sus debilidades (Evelyne Pieiller, "Résilience partout, résistance nulle part", LMD, mai 2021, p. 3). La diferencia con el término "resistencia" es quizás en que en éste último se reconoce que la lucha contra la adversidad parte del reconocimiento de ésta, de sus causas, que no conduce siempre a su superación; y que no es una característica psicológica, sino una forma de actuar.
El divulgador de este término técnico psicológico en los medios de comunicación, el neuropsiquiatra francés Boris Cyrulnik, parece satisfacer en sus libros esa mágica necesidad de creer que todo es todavía posible, que ante los accidentes de la vida sólo necesitamos "reinventarnos" (otro término muy escuchado y leído últimamente). En una especie de versión psicológica de la destrucción creativa, el sufrimiento se puede convertir en un beneficio, una enseñanza en la que superarnos.
Para saber más: https://www.monde-diplomatique.fr/podcast/2021-05-plastique-et-resilience
Sobre su aplicación a la educación: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/resiliencia-en-tiempos-de-pandemia/
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