Siguiendo la prensa de la época, podemos ir reconstruyendo parte del 
proceso de aprobación de la ley de Selectividad, así como -dentro de los
 límites de la censura franquista- las críticas, protestas y 
manifestaciones que provocó su presentación. 
    Hoy vamos a centrarnos en 
el diario La Vanguardia. El 30 de marzo de 1974 el diario 
barcelonés recogía la acogida desfavorable que el proyecto de ley sobre 
las pruebas de selectividad seguía teniendo entre amplios sectores 
sociales. Se denunciaba la contradicción de esta ley con el espíritu y 
la letra de la Ley General de Educación (su carácter de prueba 
superpuesta a la evaluación continua), la desconfianza que suponía su 
implantación respecto a la labor de los Institutos de Enseñanza Media, 
así como la negligencia por parte de la universidad en relación con los 
programas y la supervisión del Curso de Orientación Universitaria, que 
ya perdía la finalidad de su denominación. Entre las protestas destacaba
 la del alumnado de 20 centros de Barcelona que solicitaban que aprobar 
el COU fuera condición suficiente para el ingreso en la universidad.
    El 3 de abril, el Ministro de Educación y Ciencia expuso el proyecto de 
ley ante el Consejo Nacional de Trabajadores. En su defensa de la ley, 
el Ministro señalaba que el COU se había acreditado como insuficiente 
para valorar la aptitud universitaria del alumnado. Y esto a la vez que 
reconocía el siguiente panorama educativo en España: 200.000 alumnos sin
 escolarizar y 500.000 mal escolarizados; 19.000 docentes, de los cuales
 sólo 2.500 pertenecían a la plantilla de los centros, y el resto 
desempeñaban funciones con carácter interino o contratado; un 
profesorado sobre el que además se afirmaba que se primaría "la 
dedicación exclusiva". 
    El 9 de abril La Vanguardia destacaba que el proyecto de ley de 
Selectividad había alcanzado el récord de enmiendas a la totalidad (25) 
en la historia de las Cortes franquistas, junto a 167 enmiendas contra 
determinados aspectos de la ley (especialmente contra su aplicación en 
ese mismo curso). La Asociación Nacional de Catedráticos de Enseñanzas 
Medias amenazó con aconsejar a sus asociados el aprobado general para 
todos los alumnos de COU, "y aún amenazaba con no impartir clase de este
 curso el año próximo". Por otro lado, el Ministerio recibía el apoyo de
 las Juntas de Gobierno de las Universidades de Barcelona, Bilbao, 
Salamanca, Politécnica y autónoma de Madrid, Zaragoza y Santiago. La 
Asociación Naciona de Padres de Alumnos y la Unión Nacional de 
Asociaciones Familiares denunciaban la carencia de medios y las pocas 
salidas profesionales que se ofrecían a los titulados universitarios.
    El 12 de abril, en portada, aparecía la rueda de prensa convocada por el
 Ministro de Educación para defender la bondad de la ley de 
selectividad, su propósito de mejorar la calidad de la educación y 
evitar la masificación y la falta de control. El Ministro negaba que se 
tratara de implantar un numerus claussus y se defendía de las 
acusaciones respecto al carácter restrictivo y clasista de la ley. Según
 el Ministro, "la formación, llegados a este punto (el paso a la 
Universidad), ha nivelado las posibles diferencias de estadios sociales 
iniciales"; además, señalaba, existían 30.000 vacantes en la formación 
profesional estatal, y las escuelas universitarias estaban 
infrautilizadas. Estos últimos aparecían como los espacios de formación 
"naturales" de los estudiantes provenientes de las clases populares.
    El 10 de mayo hubo un paro generalizado en las tres universidades 
barcelonesas, al que se unieron alumnos de enseñanzas medias. Hubo 
varias concentraciones y manifestaciones estudiantiles que fueron 
disueltas por la "Policía Armada". El rector de la universidad explicaba
 a la prensa que tras un "fructífero diálogo" acordó con los estudiantes
 convocar periódicas reuniones de acuerdo con un calendario, sin entrar 
en valorar ninguna de las cinco medidas solicitadas por los convocantes 
de la protesta.
    El 17 de mayo el Ministro presenta en las Cortes franquistas el proyecto
 de ley sobre selectividad. En su discurso insistió que "es propósito 
firme de la Administración evitar todo privilegio de clase" (si 
insistía, por algo sería, seguramente para negar lo evidente). 
    El 30 de mayo comenzaron los debates sobre el proyecto de ley. El 
director general de Universidades, Felipe Lucena Conde, afirmaba en su 
discurso: "La actual Enseñanza Media está produciendo un tipo genérico 
de estudiante que se repite a sí mismo en aterradoras proporciones, y 
que cualquier profesor de Instituto o Universidad podrá descubrir como 
vocacionalmente indiferente, disminuido de saberes instrumentales y sin 
ilusiones culturales definidas". Por otro lado, un procurador resaltaba 
la diferencia en el número de aprobados en las últimas convocatorias del
 curso preuniversitario respecto a las del COU, "donde se ha llegado a 
aprobar más del noventa por ciento". Una de dos, o los estudiantes de 
medias eran "aterradores" como denunciaba Felipe Lucena, o eran más 
aplicados que en otras épocas, como señalaba el procurador (¿o quizás 
insinuaba que aprobar al noventa por ciento hacía al COU sospechoso de 
ser un filtro poco eficaz?). Ese mismo procurador calificaba de utópico 
el sistema de evaluación continuada que sostenía la reciente Ley General
 de Educación, y que la ley de selectividad venía a contradecir, pues 
señalaba la alta relación profesor-alumno en las escuelas de la época, 
que sobrepasaba con creces las recomendadas de 25 o 30 alumnos.
    El viernes 31 de mayo de 1974, en el debate sobre el proyecto de ley de selectividad en las Cortes franquistas, se desestimaron todas las enmiendas totales presentadas. Según recoge el diario La Vanguardia, entre los argumentos de los procuradores disidentes se encontraban los siguientes:
Es una ley innecesaria, pues según un procurador, "está 
suficientemente prevista en la LGE la preparación de los alumnos, 
incluida la programación y la supervisión por la Universidad del COU; 
basta con que todas estas previsiones se cumplan para que los alumnos 
lleguen preparados. Y si no lo están, mal podrá capacitarlos un nuevo 
examen".
Es una ley ineficaz.
 Varios procuradores manifestaron sus dudas acerca de que el proyecto de
 ley pueda mejorar la calidad universitaria, mientras que la 
masificación se considera que afecta sólo a unos centros y es un asunto 
más de presupuestos que de estudiantes. Y para resolver este punto se 
considera más útil una reforma fiscal que una prueba de acceso".
Es una ley incongruente con el resto del sistema educativo y con 
el método de evaluación continua. Altera los presupuestos del COU que 
queda devaluado y prácticamente anulado en sus fines de orientación 
vocacional y de ensedanza de las técnicas de trabajo universitario.
Es, además, una ley impopular e inconstitucional (pues restringía el derecho a la educación).
    El 12 de junio comenzó a debatirse el articulado del proyecto de ley de selectividad.
    El
 18 de enero de 1975 se publicaba en el BOE el contenido y las normas 
del desarrollo de las pruebas de acceso a la Universidad. Según la 
redactora de La Vanguardia, tras el fuerte debate y la oposición 
previa, se había suavizado el proyecto de ley, "lo que viene a demostrar
 que, incluso en España, las campañas tienen su efecto. La ley de 
selectividad se aprobó más o menos como el Ministerio la había 
elaborado, pero la norma que la desarrolla ha sido dulcificada". Por 
ello, la compara con la anterior prueba del curso preuniversitario, en 
la que aprobaba aproximadamente un 50%, en ocasiones menos, dependiendo 
del tribunal. Días más tarde, en las cartas al director, aparecía la 
réplica de un catedrático de instituto a la noticia antes comentada. 
Este catedrático negaba la "racionalidad" de la nueva prueba -frente a 
lo que sostenía la redactora-, pues eran pruebas que no versaban sobre 
las materias del COU y no estaban evaluadas por especialistas (un 
tribunal de 5 miembros para 20 materias). Hablaba por ello, de una 
"victoria pírrica" frente al Ministerio. El 28 de enero, el mismo 
periódico recogía la protesta de la Asociación de Catedráticos de 
Instituto de Madrid respecto a la falta de adecuación de las nuevas 
pruebas a la planificación del COU.
 
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