martes, 23 de agosto de 2022

Pedagogía antifascista

"Hablar de cualquier cosa que tenga que ver con la vida real, para la derecha y la derecha radical, es politizar la educación. Creo que buena parte de la escuela le ha comprado ese discurso a la derecha y hemos dejado de ejercer una labor fundamental: educar en derechos humanos y de tal forma que defendamos radicalmente esos derechos humanos frente a todos los ataques.

No podemos admitir en la escuela aquello que va en contra de los derechos humanos, lo que hemos adoptado la comunidad internacional como principios y valores básicos. Eso es fundamental. ¿Que pueden ser mejorables desde el feminismo, desde los discursos decoloniales y las críticas interculturales e interseccionales? De acuerdo. Podemos mejorarlos, pero al menos esos son fundamentales.

Esa abdicación de ese compromiso con una sociedad más justa y mejor que es la esencia fundamental para la que educamos es crucial. Creo que la escuela ha abdicado de esa parte y se ha centrado en la parte de formación técnica. Formar para el mundo del trabajo; meterles en el sistema y reproducir el modelo neoliberal de forma prácticamente inconsciente como el único modelo que hay.

(...)Frente a esas recetas de innovación pedagógica como el mindfulnes, de marketing, coaching o emprendimiento, recuperar los Movimientos de Renovación Pedagógica, lo que pusieron en marcha las mareas verdes por la educación pública, todos los movimientos de resistencia. Hacer pedagogía de resistencia ante esta doctrina neoliberal y neofascista y, también, empezar a contarnos las alternativas educativas que se están desarollando.

 Creo que la comunidad educativa tiene una responsabilidad enorme en dejar de estar tan centrada en las puntuaciones, en las notas de mates o ciencias e implicar a la generación siguiente en el mantenimiento de una democracia real y la construcción de una sociedad más justa para los que más la necesitan. Esto es uno de los elementos fundamentales. Creo que el desafío fundamental para las comunidades educativas, dentro de esta época de auge del neofascismo, es facilitar las condiciones y dotar de las posibilidades de conocimiento imprescindible para reconocer las formas antidemocráticas de poder".    

Entrevista a Enrique Díez: “Para educar en la democracia, tenemos que educar en el antifascismo” en El diario de la educación (24/03/2022).


 

 

Juan Ramón Capella: "El aprendizaje del aprendizaje"

 El libro de Juan Ramón Capella "El aprendizaje del aprendizaje" (Trotta, 2017) es una introducción al estudio del Derecho, pero contiene algunas observaciones y consejos sobre el aprendizaje que me gustaría contaros. Aunque orientado hacia el alumnado que comienza la Universidad, creo que puede ser interesante para el alumnado de Instituto, especialmente para el que está terminando el bachillerato. 

Capella comienza recordándonos la necesidad de pensar, "hacer frente intelectual y moralmente a la desigualdad social" que actúa en muchas ocasiones como filtro selectivo en el proceso de aprendizaje. No todos los compañeros "progresan adecuadamente" en sus estudios y no se debe muchas veces a cualidades personales sino a motivos culturales o económicos: a la proximidad o lejanía con la (sub)cultura dominante, o a la dificultad de compaginar el estudio con las necesidades económicas personales o familiares. También debemos cuestionar la división del trabajo en intelectual y no intelectual, así como la división por género. En el proceso de trabajo manual también se despliega nuestro intelecto, y no hay ninguna justificación "natural" a la desigual distribución del trabajo entre hombres y mujeres. 

También aporta Capella sugerencias y consejos sobre el aprendizaje, como la necesidad de mirar más allá de las paredes del aula, hacia los problemas reales, objetivos, de la existencia de las gentes. Nos aconseja también sobre cómo estar "activamente" en clase, sobre la importancia de trabajar al margen de la clase, con los libros (los buenos libros sobre los que reflexionar y releer), con los compañeros (como la elaboración de fanzines, revistas, seminarios organizados por estudiantes, coloquios y conferencias...), ampliando hacia el exterior el espacio cultural de la institución escolar. Es posible "otra manera de estudiar y hacer", que no se limite a buscar el aprobado o competir por el mejor expediente académico. 

Más discutible es su consideración sobre el aprendizaje en la enseñanza media, que considera de carácter gradual y repetitivo, pero no innovador. Una especie de "aprendizaje de mantenimiento", que tiene su importancia (conservar y transmitir el saber adquirido), pero que se presenta como terminado, cerrado. Su organización analítica, que descompone los saberes en disciplinas separadas, en unidades sin conexión, desatiende las problemáticas que esos saberes plantean, las cuestiones para las que todavía no tenemos respuesta. Esto es, tristemente, muchas veces cierto. Pero creo que la exigencia de interdisciplinariedad y de historicidad (que, como señala Capella, permite "contemplar como provisionales y revisables las delimitaciones de cada saber particular") es algo que debemos buscar en la enseñanza media, e intentar realizar dentro de nuestras limitaciones. 

En todo caso, es este un libro que permite reflexionar críticamente sobre el proceso de aprendizaje en nuestras instituciones educativas, y que plantea la posibilidad, como mencionamos más arriba, de buscar "otra manera de estudiar y de hacer".

lunes, 22 de agosto de 2022

Exámenes de septiembre

En estos días, a profesorado y alumnado ya nos rondan por la cabeza los exámenes de comienzos de septiembre. En Andalucía este curso sólo queda la convocatoria extraordinaria de primero de bachillerato. En este periodo vacacional parte del alumnado queda solo ante el intento de superar las materias no aprobadas durante el curso. Y el profesorado teme encontrar mayor abandono que en otras pruebas. Ante este malestar como "evaluador", podemos recordar estas palabras del sociólogo Carlos Lerena:

 "Situado más allá de lo que se considera que en sentido estricto constituye la operación de enseñar y aprender, el examen y la insustituible función social del examen, demuestra bien patentemente la imposibilidad de autonomizar las relaciones pedagógicas. Aquellos que quieren ver en éstas unas relaciones puramente interindividuales tienen que reconocer que todo profesor no es sólo un enseñante, sino un funcionario, un miembro de un aparato burocrático, y, al mismo tiempo, que todo alumno no es sólo un aprendiz, sino un aspirante a un puesto en la estructura social. Para ambos, el examen constituye una manifestación expresa de la imposición y la servidumbre de sus papeles escolares a sus papeles sociales, o en todo caso, de su imbricación".

Carlos Lerena, Escuela, ideología y clases sociales en España, Ariel, 1980: 285.