El diario de clase es un recurso para la investigación en el aula, para una reflexión crítica sobre la práctica docente. No se trata de un monólogo redentor o culpabilizador, sino de un programa de investigación-acción que busca el diálogo y la crítica de alumnado, padres y compañeros. Es también una manera de abrir la escuela, el aula y el trabajo del docente a la mirada de la sociedad.
jueves, 20 de enero de 2022
La censura en el franquismo
"Hoy empieza todo": la visita del inspector.
miércoles, 19 de enero de 2022
De "aprender a saber" a "aprender a ser".
Os dejo un fragmento del artículo de Pascual Gil, "Lo que emerge en tiempos de crisis", publicado en El diario de la educación, 23/04/2020.
(...)Parte sustancial de los discursos del nuevo paradigma y la innovación metodológica surgían, en origen, de instituciones económicas, no educativas.
Por poner algún ejemplo, tenemos la archiconocida y celebradísima propuesta de Jacques Delors del 96 en La educación encierra un tesoro, donde el político, banquero y economista (no profesor, no pedagogo), nos indica que la escuela se tiene que encargar de que los alumnos “aprendan a ser”, “aprendan a hacer”, “aprendan a vivir” y donde ya esboza la educación competencial. Es decir y resumiendo, la educación integral que buena parte de la comunidad educativa asume como la única posible en la actualidad. Menos conocida y estudiada es su obra de 1993 Crecimiento, competitividad y empleo, donde podemos identificar los verdaderos fundamentos económicos de su posterior propuesta educativa y donde establece el principal objetivo de la reforma educacional para el nuevo siglo:
«El principio fundamental de las diferentes categorías de acciones que deberán emprenderse debería ser la valorización del capital humano durante toda la vida activa”.
Noam Chomsky: anarquismo y trabajo.
De la reciente entrevista a Noam Chomsky en El País (Amanda Mars, 18/01/2022), extraemos unos fragmentos sobre la idea del anarquismo y su relación con el mundo del trabajo.
P. ¿Usted se sigue considerando anarquista? ¿Qué significa eso?
R. Es un término que se ha usado de muchas maneras, igual que liberal, conservador, socialista o marxista. La idea básica es que cualquier forma de jerarquía, dominación o autoridad en cualquier aspecto de la vida debe justificarse y demostrarse legítima, no está justificada de por sí. Si una comunidad decide de forma democrática seguir unas normas de tráfico, como circular por la derecha y detenerse ante un semáforo en rojo, se está sometiendo a una autoridad, pero se puede argumentar que es legítima. Sin embargo, muy pocas relaciones resisten esta crítica y el trabajo de un anarquista es descubrirlas, revelarlas y hacer que la gente debata sobre ellas para ver si las legitiman o las cambian. Ni siquiera el primer paso es fácil. Si le hubieras preguntado a mi abuela si estaba oprimida, ella no hubiera sabido ni de qué hablas. Las mujeres vivían como se suponía que debían, haciéndose cargo de la casa, de los hijos y obedeciendo a su marido. No era opresión, era la vida. Descubrir que eso es opresión requiere un trabajo.
P. ¿Y en el trabajo?
R. ¿Qué es un empleo? Para la mayoría de la gente significa pasar la mayor parte del tiempo que estás despierto siguiendo las órdenes de un jefe totalitario, que puede dar órdenes de un modo que ni Stalin hubiese soñado. Stalin no hubiese podido decirle a alguien que tiene cinco minutos para ir al baño o que no puede hablar con el compañero de al lado. Quizá tengas un jefe amable que te lo permita, pero es su decisión. A eso se le llama tener un empleo, y la gente reacciona como mi abuela, pensando que es lo normal. Al principio de la revolución industrial los trabajadores se opusieron a esta forma de autocracia que les quitaba sus derechos y su dignidad. Es algo que se está reviviendo. De hecho, mucha gente está rechazando volver al trabajo con esta llamada Gran Dimisión, están diciendo eso a su propia manera.