jueves, 27 de septiembre de 2018

Mal de escuela

Mal de escuela (Mondadori, Barcelona, 2008) es el título de un texto del escritor francés Daniel Pennac en el que se reflexiona sobre la educación. Se trata, según el autor, de "un libro sobre el zoquete, sobre el dolor de no comprender y sus daños colaterales". Os dejamos algunos fragmentos:

"El gran defecto de los profesores sería su incapacidad para imaginarse sin saber lo que saben".

"(Los buenos profesores) Acompañaban paso a paso nuestros esfuerzos, se alegraban de nuestros progresos, no se impacientaban por nuestras lentitudes, nunca consideraban nuestros fracasos como una injuria personal y se mostraban con nosotros de una exigencia tanto más rigurosa cuanto estaba basada en la calidad, la constancia y la generosidad de su propio trabajo".

"La prudencia pedagógica debería representarnos al zoquete como al alumno más normal: el que justifica plenamente la función de profesor puesto que debemos enseñarlo todo, comenzando por la necesidad misma de aprender".

"Inútil blandir el futuro ante las narices de mis peores alumnos. A cada día su afán".

"Una sola certeza, la presencia de mis alumnos depende estrechamente de la mía: de mi presencia en la clase entera y en cada individuo en particular, de mi presencia también en mi materia, de mi presencia física, intelectual y mental, durante los cincuenta y cinco minutos que durará mi clase".

¿Es necesaria la Inspección educativa?

En El diario de la educación, una publicación digital joven, plural e independiente dedicada a la escuela, hemos encontrado un interesante artículo de Julio Rogero sobre el papel de la Inspección educativa, cuyas polémicas actuaciones hemos comentado en otras entradas. 
El artículo se titula Inspección educativa, ¿para qué? Y en él, Julio Rogero hace  reflexiones como las siguientes:
 Algunos consideramos que hoy la inspección cumple una función central muy bien utilizada por los gestores del sistema educativo. En la sociedad del miedo, este también se extiende en la institución escolar: miedo a ser sancionado por no cumplir las normas impuestas, miedo al fracaso, miedo al poder, miedo a no acabar el currículo oficial, miedo a no transmitir lo que ellos quieren, miedo a ser evaluado negativamente y miedo a no obedecer. La inspección es, así, uno de los instrumentos básicos utilizados por el poder para inocular un miedo paralizante, en muchos casos asimilado de forma inconsciente, que impide cualquier proceso de autonomía razonable del profesorado y de los centros educativos. Está profundamente interiorizado que también los equipos directivos de los centros, al ser designados por la administración educativa y sentirse parte de ella, la utilizan para presionar al profesorado para que cumpla al pie de la letra la legislación vigente y con toda la burocracia que el control de su tarea docente y su profesionalidad les impone la inspección.

domingo, 23 de septiembre de 2018

La hora de clase

Massimo Recalcati, La hora de clase. Por una erótica de la enseñanza, Anagrama, 2016.

 "Es solo el amor -el eros- con el que un profesor envuelve el saber lo que hace que ese saber sea digno de interés para sus alumnos".
 
"La belleza de la hora de la clase", la ocasión de "un auténtico encuentro" es, según Recalcati, "lo que queda de la escuela en la época de su evaporación". La escuela debe "mantener viva la relación erótica del sujeto con el saber", para lo cual, debe "abrir al sujeto a la cultura como lugar de humanización de la vida".  Recalcati señala la crisis generalizada del discurso educativo: "Una institución extraviada que por un lado se ve suplantada en su función social y, por otro, cada vez más exigida por tareas que trascienden su función".
    Según el psicoanalista italiano Massimo Recalcati, la escuela neoliberal pretende garantizar la eficiencia del rendimiento académico, y para ello intenta "fortalecer las competencias orientadas a resolver problemas en lugar de saber planteárselos". La Escuela se reduce "a una empresa que tiene como objetivo producir habilidades eficientes y adecuadas para su propio sistema". 
    Para Recalcati, hubo una Escuela en la que dominaba el complejo de Edipo, desvanecida bajo las grandes revueltas del 68 y del 77, que ha sido sustituida por la Escuela-Narciso: "La Escuela ya no viene asimilada a la cárcel o al hospital, sino a la empresa", unida a un "proceso de proletarización y desintegración identitaria del profesorado".
    El actual declive de la hora de clase se refleja en "el ímpetu evaluador que pretende imponer calas de aprendizaje iguales para todos, despersonalizando, volviendo todo medible y cuantificable". La Escuela parece reducirse "a una suerte de parque infantil en el que se está exento de toda relación comprometida con el saber". Recalcati denuncia la "falacia de la tecnología didáctica": no existe didáctica más que dentro de una relación humana. El profesorado debe "impulsar el deseo de viaje":
    "La presencia del profesor que habita plenamente su clase es perceptible de inmediato. Su modo de mirar, de saludar, de tomar posesión de la mesa. No se ha dispersado por temor a sus reacciones, no se ha encogido sobre sí mismo... Su timbre, sus inflexiones, sus particularidades son el primer índice del estilo".
    También alerta contra "la ilusión del docente psicólogo", contra la "propagación inflacionista de la psicología en la escuela", que pretende hacer del maestro un confesor de almas, un confidente: "La didáctica no es una disciplina terapéutica. La confianza que cuenta en la enseñanza no es la psicológica. (...)En clase, la confianza se genera cuando la palabra del docente se revela digna de respeto y sólo se vuelve tal si se apasiona por lo que enseña". El maestro, como el analista, debe "transferir el deseo al objeto de saber". No sustituye al padre o al tutor, sino que debe "abrir mundos" al alumno o la alumna, separarse del ámbito de la familia.
  Pero Recalcati también se interroga sobre lo difícil de esta tarea: "En la era del debilitamiento generalizado de toda autoridad simbólica, ¿es posible todavía una palabra digna de respeto?".

Desobediencia y oficio.

"Desobedecer es a veces la más elevada muestra de orgullo y amor hacia un oficio".
Elvira Lindo, "Las damas de negro" (El País, 7 julio 2018) 


Esta afirmación, relativa a la protesta de periodistas de RTVE contra la manipulación informativa del Gobierno, podría aplicarse a muchos otros oficios. También a la educación.