lunes, 7 de diciembre de 2020

Recuperar la utopía (frente a la actual distopía)


 "El relato de esta vivencia, que nos devuelve a aquel mundo tan viejo de tesis, antítesis, síntesis, me sirve para anunciarles, a bombo y platillo, que la utopía es posible. Porque ya estamos viviendo una realidad distópica, y, si estamos viviendo lo distópico, ¿por qué habríamos de renunciar a lo utópico? No estoy pensando en falansterios ni en poses a lo Walden ni en menosprecios de corte y alabanzas de aldea. Si hemos llegado al universo hidrogel, la mascarilla, el miedo a morir cada vez que coges aire, la vida sin tacto, la destrucción del tejido económico, las fantasmagorías que duelen menos que la vida en directo, los programas de televisión que han pasado de hablar de lo fantástico como si fuera real a hablar de lo real como si fuera fantástico —lo flipo con Iker Jiménez—; si hemos llegado a los llamamientos de ayuda al mundo influencer y al 45% del paro juvenil, al maltrato de personas mayores y discapacitadas, si estamos a punto de dar por inaugurado el pantano de la destrucción de lo público y el hambre no va a ser un tema de novela decimonónica, digo yo, entonces… ¿por qué no volver a tener confianza en los metarrelatos emancipadores, en la razón ilustrada y en la poesía después de Auschwitz, en la verdad como horizonte de la filosofía y en el optimismo cognoscitivo? Les ofrezco una alternativa positiva al pensamiento positivo. Estoy de muy buen rollo".

    Marta Sanz, Utópica, El País, 2 noviembre 2020.

No hay comentarios:

Publicar un comentario