sábado, 30 de abril de 2022

El discurso neoliberal sobre la innovación en el trabajo.


 (...) "Lo que encontramos en muchos de los trabajos sobre innovación social -generalmente los más difundidos en la doxa mediática- es una visión de la innovación totalmente despolitizada, pragmática y economicista, desconcertantemente alejada de cualquier idea de conflicto social, divergencia de intereses o actores sociales con diferentes estrategias y prácticas. Se trata de un mero significante vacío (Laclau, 1996), en el que un término poderoso como es el de la innovación (y asimilado a palabras atractivas como conocimiento o creatividad) carece de un significado consensuado socialmente, con lo que es definido, de forma inestable, por parte de los discursos de los actores hegemónicos, que resaltan la necesidad de mantener el progreso económico; para ello se requiere una transformación de las políticas públicas, una reorganización del trabajo en las empresas y un cambio de mentalidad de los individuos. El fin último es la movilización, siempre con apelaciones morales, de los diferentes actores sociales para generar nuevos bienes y servicios, que deben ser cada vez más atractivos para poder competir en ciertos segmentos de los mercados mundiales, una vez que la deslocalización industrial ha limitado las posibilidades económicas de Occidente. Por tanto, nos encontramos con una llamada moral a un cambio que permita alinear nuestra política y prácticas sociales y económicas con las necesidades del nuevo capitalismo en red, de una manera similar a como operan los discursos manageriales relacionados con el cambio organizacional.

Es por lo tanto, a nuestro juicio, imprescindible afrontar las implicaciones y efectos perversos que los discursos más individualizados (hoy absolutamente hegemónicos) sobre la innovación social producen en las políticas efectivas de cambio social institucional, ya que en muchos casos los componentes  causales, complejos, indeterminados y verdaderamente sociales que se encuentran en la base de los procesos de innovación realmente existentes han sido reducidos a puras apelaciones a una mayor competitividad. Un primer paso en esta dirección debería ser, sin duda alguna, un estudio de la sociedad del conocimiento y sus discursos que incluyera  en mayor medida sus componentes estructurales e institucionales, y en el que la mirada a las condiciones sociales operantes sobre el proceso de innovación desempeñara un papel más importante. La sociedad del conocimiento solo puede encararse en su estudio y en su planificación como eso, como sociedad, no como el producto mítico de acciones personales heroicas".

        Luis E. Alonso y Carlos J. Fernández, Los discursos del presente,                                                                                                     Siglo XXI.

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