martes, 22 de junio de 2021

Franz Kafka: Informe para una Academia (1920)

    El escritor Franz Kafka escribió en 1917 un relato titulado "Informe para una academia", en el que el narrador es un mono que, sin dejar de serlo, ha entrado en el mundo de la palabra: ha aprendido a hablar y hasta escribe informes para una Academia. Ese aprendizaje se realiza en un espacio parecido a la escuela, un espacio cerrado en el que abandonamos nuestra vida anterior de "mono" (la infancia) y en el que no dejamos de aprender intentando buscar una salida, aunque sea una "salida por la tangente", teniendo en cuenta "que no podía elegir la libertad". 

Aquí os dejo el relato:

 

 INFORME PARA UNA ACADEMIA.

Excelentísimos señores académicos:

“Me hacen ustedes el honor de solicitar que presente a la academia un informe sobre mi anterior vida de mono”.

“En este sentido no puedo, desgraciadamente, atender a la petición”.

Quizás sean pocos años los que he pasado entre ustedes, pero no he querido agarrarme a mi origen, a mis recuerdos anteriores. Me propuse no mirar hacia atrás, y los recuerdos se van difuminando. Conforme pasaba el tiempo más difícil el retorno, más se estrechaba esa puerta. Cada vez me encontraba más integraba, aunque a todos nos quede algo de aquella lejana infancia.

Lo primero que aprendí fue que me ha permitido entrar en el mundo de los hombres.

Soy originario de… Fui capturado… ¿Queda algo de mi naturaleza de mono?

Me desperté en una jaula.. Por primera vez en mi vida me encontraba sin salida… “En caso de que consiguiese sobrevivir a la primera fase crítica, sería fácil de domesticar. Sobreviví a esa fase…”

“Hoy sólo puedo perfilar con palabras humanas lo que entonces sentía como un mono y, en consecuencia, lo deformo”.

“En consecuencia dejé de ser mono…” No tenía ninguna salida. “Utilizo la palabra en su acepción más corriente y completa. Intencionadamente no hablo de libertad. No me refiero a esa gran sensación de libertad en todas las direcciones. Cuando era mono quizá la conocí y he conocido hombres que la anhelaban. Pro lo que a mí respecta, no exigía libertad ni entonces ni ahora. Al margen de esto, mediante la libertad, los hombres se engañan entre sí con demasiada frecuencia...

No, yo no quería libertad, sólo una salida a la derecha, a la izquierda, hacia algún lado. No tenía otras pretensiones. Aunque la salida fuese sólo un engaño, la pretensión era pequeña, el engaño no podía ser mayor.

“Son buenas personas a pesar de todo…”

“Observaba todo con calma”, pero no intentaba la huida.

“Nadie me prometió que se levantaría la reja si me volvía como ellos. No se hacen tales promesas para que se cumpla algo en apariencia imposible”.

“Ahora bien, no había nada en estos hombres que me atrajese de por sí. Si hubiese sido partidario de la mencionada libertad, seguramente habría preferido el océano a la salida que me mostraba la mirada sombría de estos hombres”.

“No me seducía imitar a los hombres; imitaba porque buscaba una salida, por ningún otro motivo”

“Se aprende cuando se quiere una salida. Se aprende sin tenerse en cuenta a sí mismo. Uno se vigila a sí mismo con el látigo, se despedaza uno ante la mínima resistencia… Pero yo gasté muchos maestros e incluso varios maestros al mismo tiempo. Cuando ya estaba más seguro de mis posibilidades, cuando la opinión pública seguía mis progresos, cuando mi futuro empezó a brillar, contraté yo mismo a mis maestros, les hice sentarse en cinco habitaciones consecutivas y aprendí con todos al mismo tiempo saltando ininterrumpidamente de una habitación a otra”

¡Este progresar! ¡Este irrumpir de los rayos de la sabiduría desde todos los rincones al cerebro que despierta! No lo niego, me hacía feliz, pero también reconozco que ya entonces no lo sobrestimaba, mucho menos hoy. Mediante un esfuerzo que no se ha vuelto a repetir hasta ahora en el mundo, he alcanzado la formación media de un europeo. Esto en sí no sería quizá nada, pero es algo en cuanto que me ayudó a salir de la jaula y me proporcionó esa salida excepcional, esa salida humana. Existe una expresión muy acertada: salirse por la tangente. Esto es lo que he hecho yo, me he salido por la tangente. No tenía otra opción, siempre teniendo en cuenta que no podía elegir la libertad”.

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