miércoles, 3 de noviembre de 2021

Escuela y neoliberalismo. Wendy Brown: "El pueblo sin atributos".


   Wendy Brown (1955) es una filósofa y politóloga estadounidense que ha analizado las consecuencias del neoliberalismo en nuestra sociedad, los efectos de la extensión de la racionalidad del mercado sobre las instituciones democráticas. En la educación, por ejemplo, explica cómo la educación pública, provista por el común, se está convirtiendo en "educación financiada", regida por las reglas del mercado y el modelo de la empresa privada. Algunas de las estrategias del sector privado (gobernanza, buenas prácticas, liderazgo...) se aplican a instituciones públicas como la escuela en búsqueda, supuestamente, de una mayor eficiencia. Algunas de estas ideas están expuestas en uno de los últimos libros de Wendy Brown, "El pueblo sin atributos. La secreta revolución del neoliberalismo" (Malpaso, 2016). En el capítulo que dedica a la la educación, "La educación del capital humano", apoya la opinión de que "la educación superior de amplio acceso y costeable es una de las grandes pérdidas ocasionadas por el dominio neoliberal en el mundo euroatlántico". Pero añade que "esta pérdida amenaza a su vez a la democracia misma":
"Los ciudadanos no pueden gobernarse a sí mismos, incluso si eso sólo implica elegir razonadamente representantes o votar sobre referendos, sin entender los poderes y los problemas con los que se involucran. Proporcionar herramientas para este entendimiento ha sido una premisa esencial de la educación pública secundaria y superior en Occidente durante los dos últimos siglos y ha afianzado especialmente el cultivo de un plan de estudios humanista en las universidades de Estados Unidos. En los últimos años, esta premisa ha dado paso a una formulación de la educación como algo principalmente valioso para el desarrollo del capital humano, donde el capital humano es lo que el individuo, el mundo de los negocios y el Estado buscan mejorar con el fin de maximizar la competitividad". 

    El neoliberalismo no sólo privatiza "lo que antes se apoyaba y valoraba públicamente  sino que formula todo, en todos lados, en términos de inversión y apreciación de capital, incluyendo, especialmente, a los seres humanos". Y esto se refleja en cuatro aspectos:

1. "Es cada vez más difícil hablar de bienes públicos de cualquier tipo". Escuelas, parques, bibliotecas... ¿deberían ser costeadas sólo por aquellos que las "consumen"? Los ciudadanos "se presentan como inversionistas o consumidores y no como miembros de un cuerpo político democrático que comparten el poder y ciertos bienes, espacios y experiencias comunes".

2. "Las democracias se conciben como algo que requiere capital humano con habilidades técnicas y no participantes educados en la vida pública y el gobierno común".

3. El capital humano está "restringido a la autoinversión en formas que contribuyan a su apreciación o, al menos, que eviten su depreciación", no se preocupa por "la adquisición del conocimiento y la experiencia necesarios para la ciudadanía democrática inteligente".

4. El conocimiento se valora y desea casi exclusivamente por su contribución a la mejora de capital (humano, corporativo o financiero), "no para desarrollar las capacidades de los ciudadanos, conocer el mundo o imaginar y crear diferentes maneras de vida común".

    En la actualidad, denuncia Brown, el estado de la educación humanista (la historia, el arte, la literatura, el análisis social, la filosofía...) "se ve deteriorado por todos sus flancos: los valores culturales la desdeñan, el capital no está interesado en ella, las familias llenas de deudas y ansiosas por el futuro no la exigen, la racionalidad neoliberal no la indexa y, por supuesto, los Estados ya no invierten en ella". La racionalidad neoliberal "reconoce e interpela al sujeto sólo como capital humano, lo que vuelve incoherente la idea de un ciudadano comprometido y educado".

    "En una época de constelaciones y poderes globales inmensamente complejos, la democracia necesita un pueblo educado, razonado y con una sensibilidad democrática. Esto implica un pueblo que sepa modestamente de estas constelaciones y poderes, un pueblo con capacidades de discernimiento y juicio en relación con lo que lee, observa y oye en torno a una gama de desarrollos en este mundo, y un pueblo orientado hacia preocupaciones comunes y hacia el autogobierno. Dicho conocimiento, discernimiento y orientación son lo que la educación humanista universitaria prometió por tanto tiempo y lo que la racionalidad neoliberal desafía de modo severo dentro y fuera de las universidades".

 A continuación os dejo la presentación que ha realizado Claudio Álvarez Terán sobre este libro.

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