miércoles, 28 de septiembre de 2011

Programando

Ahora que estamos con las programaciones, recuerdo un consejo que daba Félix García Moriyón (Pienso, dialogo, aprendo. Cómo hacer filosofía en el aula, Madrid, La Torre, 2006) respecto a la "sensatez en la definición de los objetivos" y sobre la importancia de evaluar más los procesos que los resultados. En estos tiempos en los que se intentan fijar niveles de calidad o productividad en las aulas, es necesario que los profesores nos preocupemos más en hacer progresar a nuestros alumnos que en obsesionarnos con lograr unos objetivos fijados (o que nos fijan) de antemano. No solemos hacer muchas revisiones de las programaciones iniciales de curso, pero sería una tarea conveniente ajustarlas al menos cada trimestre dependiendo de las dificultades o progresos de nuestro alumnado.
Daniel Pennac (Mal de escuela, Mondadori, 2008) señalaba que nunca debería ser tarde para volver a empezar de cero, por encima de los imperativos del programa:
"La prudencia pedagógica debería representarnos al zoquete como al alumno más normal: el que justifica plenamente la función del profesor puesto que debemos enseñarlo todo, comenzando por la necesidad misma de aprender".
A comienzo de curso me gusta darle a los alumnos una hoja informativa en la que les hago un pequeño resumen de la programación, los contenidos, una pequeña bibliografía y los criterios de evaluación. A mí me orientaba mucho cuando me la daban en la Facultad. No obstante, creo que en nuestras programaciones, en general, utilizamos un lenguaje muy apropiado para la Inspección, pero poco adecuado para el alumnado. Aunque ahora se cuelgan las programaciones en las páginas web de muchos Centros, sigue siendo algo complicado que un padre o un alumno se lean esos "tochos" adornados con la nueva terminología de la nueva reforma (que en ocasiones ni los mismos profesores entendemos bien).

Estos días hay huelgas del profesorado en las Comunidades de Madrid y Galicia. Los recortes en educación están afectando a la contratación de profesores interinos, a las clases de refuerzo y al aumento de la ratio en las aulas. Frente a este "organizado" deterioro de la enseñanza pública, las administraciones responsables subvencionan a los padres que envían a sus hijos a los centros privados, y aumentan la ayudas a los centros concertados (incluidos algunos que segregan en sus aulas a niños y niñas). Nuestro apoyo y afecto para todos esos compañeros y compañeras en huelga.
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