sábado, 9 de octubre de 2021

Howard Becker: sobre la importancia de editar y reescribir los trabajos escolares.

 
 
El sociólogo norteamericano Howard Becker escribió en 1989, a partir de un seminario de escritura para estudiantes de posgrado de Sociología, el libro "Manual de escritura para científicos sociales" (Siglo XXI, 2011). En él he encontrado algunas prácticas y reflexiones que pienso que podrían aplicarse también en el aula. Becker advierte de la tendencia de escribir "de un plumazo" entre el alumnado y propone centrarse en la edición y la reescritura. Para ello propuso en su seminario algunas prácticas interesantes:

- A partir de un borrador prestado, editarlo y corregirlo en clase. Con ello se dedica más atención al texto escrito (eliminando redundancias, las frases pomposas, el uso de construcciones pasivas y sustantivos abstractos, los "marcadores de posición", la incapacidad para formular postulados causales, para identificar a los agentes de la acción, ...). Becker critica el uso del modo imperativo ("Debemos reconocer...", "no podemos ignorar...") y el habla impersonal (en lugar de la primera persona).

Organizar proyectos en grupo en los que se produzcan textos que actualicen los de sus compañeros (considerados como preliminares). Pedir a los alumnos que editen a conciencia los trabajos de sus compañeros. 

    Becker reconoce que reescribe mucho sus artículos y su libros, que "las cosas no salen al primer intento". Entre otros consejos, propone:

- Empezar a escribir desde el comienzo de la investigación (antes de haber reunido toda la información), así como contar con un círculo de personas de confianza para la lectura de los borradores, que sepan ver las ideas aprovechables. 

- Pero antes es importante elegir bien el tema, para lo que pide a sus alumnos que escriban, en una o dos oraciones, varias tesis diferentes, e intentar descubrir qué es lo que les gustaría investigar. 

- Como remedio contra la mala escritura académica, Becker propone "leer cosas que estén fuera de nuestro campo profesional y, cuando leamos acerca de nuestra propia disciplina, elegir buenos modelos". Con ello quizás evitemos trampas como insinuar profundidades y sofisticaciones que no contienen nuestros textos, así como nos puede ayudar a cuestionar cada palabra y signo de puntuación. 

- En la revisión de nuestro texto debemos descubrir las palabras innecesarias, el apego a ciertos enunciados y formatos. Advierte contra el uso de la voz pasiva: "El criminal fue sentenciado" oculta al juez que pronuncia la sentencia, "hace que el destino del criminal parezca obra de fuerzas impersonales". 

- No usar abstracciones cuando no tenemos nada demasiado específico en mente. Para ello recomienda utilizar detalles y ejemplos concretos. Destaca la importancia de los relatos y anécdotas -buenos ejemplos- para la presentación de las ideas. 

- Evitar el cliché, la metáfora trillada: "abarca un amplio terreno", "parece faltar una vuelta de tuerca"...

    Aunque la revisión de estilo nos permita descubrir estos problemas, en última instancia debemos resolverlos teóricamente: ¿"Sostener", "usar" o "tener" una perspectiva"?

    Respecto a la bibliografía, sugiere "evitar las citas despreocupadas, ritualistas", para mostrar a qué campo se pertenece o que autores debe lealtad. "La sensación de no poder decir lo que deseamos en el lenguaje que estamos usando es la mejor advertencia de que la bibliografía nos está abrumando".

    Y, por último, Becker señala que "trabajar más en algo no significa necesariamente mejorarlo". "Sabemos que no podemos describirlo todo... Se trata de reducir a proporciones manipulables aquello que debe ser descrito... No es posible dominar lógica, entera y completamente el caos". Y recomienda escribir de manera que nos induzca a pensar que "carece de importancia, como una carta a un viejo amigo". 


   

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